sábado, 26 de mayo de 2012

¡Aleluya, Aleluya, El Señor Ha Resucitado!

Por: Lizbeth Ventura


¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡El Señor Resucitó! Ya no existen las tinieblas, Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su Resurrección, como lo había anunciado a sus apóstoles el Señor ha Resucitado. La muerte ¿Dónde está la muerte? ¿Dónde está la muerte? ¿Dónde su victoria? ¡Resucitó, resucitó, resucitó! ¡Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, resucitó!



El luto ha quedado atrás y ahora nos vestimos con el albo traje de la resurrección, los cohetillos, las bombas, las luces de colores, los cánticos de gloria, las campanas suenan con más fuerza en los Templos. En la Parroquia Jesús Resucitado se vivió una gran fiesta, pues su nombre hace alusión a la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.



A las 6 de la mañana salieron del Templo las andas que portaron a Jesús Resucitado y a María Santísima quienes tomaron rumbos distintos para encontrarse en el lugar llamado “La Isla” a eso de las 9 de la mañana, en donde se vivieron momentos de júbilo, de alegría, de emoción, de agradecimiento. Pues esa mujer que estuvo siempre en cada momento de la vida de Jesús y que sufrió junto a él se volvió a reunir con su hijo, con Jesús y su corazón se llenó de alegría al ver al que tuvo en su vientre, al vencedor de la muerte.



Las calles y avenidas de la Colonia Primero de Julio lucieron sus mejores galas pues los vecinos adornaron el frente de sus casas con globos de color amarillo y blanco, quemaron cohetillos, bombas, y realizaron hermosas alfombras para recibir al Rey de Reyes y a su Santísima Madre. Quizás mucho se había hablado sobre la manera en que los católicos se volcaban a las calles para ver las procesiones de pasión y que el Domingo de Resurrección no lo hacían de la misma forma. Afortunadamente esto ha cambiado, porque en las calles se pudo ver una manifestación masiva de alegría y entusiasmo.



Un grupo de moros precedía el cortejo procesional acompañado de una marimba, en donde iban bailando y deleitando a todos los asistentes. Detrás venía en una pequeña anda el Vencedor de la Muerte, Cristo Resucitado, con un adorno muy sencillo pero muy claro, “Reine Jesús por Siempre”. Se podía leer en la parte frontal de las andas seguidamente de la Imagen de Jesús, acompañado por cuatro jarrones con rosas rojas y dos con rosas blancas.
Fue muy bonito observar la participación de los niños y niñas quienes también llevaron sobre sus hombros a las Imágenes de Jesús y de María. Nuestra Santísima Madre seguía a su hijo y así como le había acompañado en su dolor, lo hizo también llena de júbilo al verlo de nuevo. Las marchas fúnebres ya no sonaron, ahora los sones y alabados fueron los que acompañaron la procesión. Pues es un día de fiesta y no de llanto, porque como dice San Pablo: “Si Cristo no hubiera Resucitado, vana sería nuestra fe”.



Fue así como los católicos celebraron la gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, con la convicción de que Cristo vive y se quedó para siempre en la Hostia Consagrada, en la Sagrada Eucaristía. ¡Felices Pascuas de Resurrección!


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