Por: Sergio Osegueda
Su rostro pálido, y sus lagrimas de pesar, han sido el consuelo de muchos devotos, que cada viernes santo la acompañan en su caminar, en su dolor, un dolor que solo ella pudo experimentar.
Una imagen que refleja ese sentimiento y que lo transmite a sus devotos cada tarde del Viernes y Sábado Santo, la devoción a la soledad Dominica fue acrecentándose, hasta ya aquel lejano 22 de febrero de 1997, cuando esta talla fue solemnemente consagrada de manos de Monseñor Prospero Penados del Barrio.
La Soledad del templo de Santo Domingo tiene más de 400 años y es atribuida al maestro Alonzo de la Paz y Toledo, se estima que fue burilada aproximadamente en la mitad del siglo XVII por los rasgos que presenta.
Su vestimenta original constaba de una toca, pero esta con el tiempo fue transformada y se mando a tallarle el cabello con una cola similar a la que se le puede observar a la venerada imagen de Nuestra Señora de las Mercedes que se venera en el templo del mismo nombre en la ciudad capital que proviene del mismo siglo.
Así también, consta con una de las cofradías más antiguas del país misma que arriba a más de 4 siglos de existencia y que tiene a bien mantener el culto a la imagen de la madre del redentor.
Estas características históricas además de diferentes milagros concedidos a través de esta imagen tuvieron el peso para realizar el rito de la consagración el cual fue realizado en misa mayor dentro del templo de Santo Domingo, convirtiéndose en la tercera imagen de Soledad consagrada, antecediéndole la consagrada imagen de la Virgen del Manchen de la parroquia San Sebastian, y la consagrada imagen de la Virgen de Soledad Reina de la Paz del templo del Calvario.
Cada Viernes y Sábado Santo, portando en sus manos los 3 clavos y la corona de espinas, esta bella y consagrada imagen sale a dar consuelo a todo aquel que sus pies se postra, esperando junto con ella la hora de la resurrección.
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