miércoles, 2 de mayo de 2012

Caminando Con El Cristo Yacente

Por: Lizbeth Ventura

Llegó la tarde del Viernes Santo, por las calles se ve una multitud de devotos que visten de negro riguroso, el viento sopla de una manera extraña y el silencio es roto por el murmullo de la gente. Horas previas al cortejo procesional de la Consagrada Imagen del Cristo Yacente del Calvario se realizó el piadoso y emotivo acto de crucifixión en las afueras de la Parroquia Nuestra Señora de los Remedios, fue un momento único y emotivo al ver a nuestro Señor clavado en la cruz por la salvación del mundo.








Cuando eran las 14:15 horas fueron levantadas las andas que portaron a la Consagrada Imagen del Santo Cristo Yacente bajo los acordes de la marcha Cruzados de Cristo dirigida por la banda de filarmónicos del maestro Luis Adolfo Pirir Ávila.

El mensaje que en esta ocasión quiso plasmar la Hermandad Cruzados de Cristo fue “CRISTO REY”. Al frente en plataformas a desnivel tres reyes de Israel del Antiguo Testamento: Se lee en un medallón: Rey Esaú Ungido de Dios. En otro medallón se lee; Rey David Alabanza de Dios. Seguido de otro medallón en el cual se lee: Rey Salomón, sabiduría de Dios.  Al centro bajo un regio palio con tallas en alto relieve y esculturas de bulto completo de ángeles, destaca la C.I. del Santo Cristo Yacente, estrenando una hermosa túnica de color morado, en artístico dosel sobre un cojín dorado. Se lee en medallones: “Tuyo es el Reino, el poder y la gloria”.





En la parte posterior complementan tres reyes santos de la era cristiana, con medallones donde se lee: San Luis IX Rey de Francia, Humildad de Dios. San Esteban I Rey de Hungría, Evangelizador de Dios y San Fernando III, Rey de Castilla, Unidad de Dios.

Como ya es característico los vecinos de la primera avenida recibieron con hermosas alfombras al Yacente del Calvario, pues en cada cuadra se podían observar bellas alfombras elaboradas de aserrín, pino, flores y frutas como una ofrenda de amor al que dio la vida por sus amigos.





El evangelista San Juan y Santa María Magdalena acompañaron a Jesús y a María Santísima camino al Sepulcro vistiendo de luto. La Reina de la Paz lució hermosa, la dulzura de su rostro y el amor hacia nosotros llenó los corazones de los fieles y brindó un mensaje de esperanza.

El mensaje plasmado en las andas de la Santísima Virgen fue el siguiente: Sobre una elegante construcción color crema con detalles dorados y plateados se ubica un suntuoso palio, en cuyo interior descansa la Consagrada Imagen de la Santísima Virgen de Soledad, coronada como toda una Reina, invocada como Reina de la Paz, revestida con un bellísimo ajuar luctuoso de estreno con bordados plateados. Tan excelsa señora es precedida por las imágenes de Judith, “Heroína del pueblo de Dios” y de la Reina Ester, “Esposa del Rey”. Dos medallones con las leyendas “Santa María, Madre de Dios” y “Reina de la Virtud”, flanquean el sitial de honor de la Virgen del Calvario. En la parte de atrás, las imágenes de Santa Isabel de Hungría, “Reina heredera del trono” y Santa Elena, “Madre del Emperador Cristiano”, evocan las virtudes de obediencia, fidelidad y bondad de las que María Santísima es digno relicario.




Dicho cortejo procesional fue el último en pasar por Santa Iglesia Catedral, pues le habían antecedido Santo Domingo, la Recolección y San Francisco. Frente a Catedral fueron ejecutadas las notas de la Granadera en donde el Arzobispo salió a bendecir y a incensariar las andas del Santo Cristo Yacente como las de la Santísima Virgen María. Debido a la lluvia que azotó en horas de la tarde algunas procesiones de Santo Entierro tuvieron un retraso y el Calvario no fue la excepción pues ingresó a su Templo más tarde de lo estipulado.





Afortunadamente la lluvia no fue impedimento para que los devotos permanecieran en las filas acompañando a Jesús, pues cada año esperan la llegada del Viernes Santo para poder llevar sobre sus hombros ya cansados al Cristo Yacente del Calvario a quien quizá visitan a lo largo del año, pero ese es el día en que pueden tenerlo más cerca y agradecerle que les haya permitido vivir una nueva Semana Santa, con la esperanza de vivir también el acontecimiento más grande de la Humanidad, la gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.



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