lunes, 7 de mayo de 2012

Duelo Recoleto

Por: Sergio Osegueda


La hora nona ha llegado, el cristo esta crucificado, los lamentos se escuchan entre el murmullo de los devotos y los curiosos... De pronto una voz dice: "Padre Perdónalos, porque no saben lo que hacen" mientras el cristo se encuentra clavado al madero.








Media hora en la cual se nos hace una reflexión de aquellas ultimas 7 frases de Jesús antes de morir, sin decir nada, el murmullo desaparece, el templo de la Recolección guarda en su interior un silencio sepulcral, pasan unos minutos y el sonido del viento se deja escuchar, hasta que de pronto un grito dice ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!


El Cristo queda a la vista de todos, truenos se dejan escuchar, pero la naturaleza en su inmensa sabiduría, nubla el cielo, todo queda en oscuridad, en medio del revuelo dos piadosos hombres suben al árbol de la vida y desclavan al nazareno que es llevado a los pies de su Madre, y que le es presentado a la feligresía.







En medio del pesar, el Cristo de la Penitencia es colocado en su anda procesional y a los acordes de Sudor de Sangre inicia el sacro cortejo fúnebre, que lleva el cuerpo inerte del salvador recién bajado de la cruz camino a la tumba.


Mientras llega a la esquina de la tercera avenida y tercera calle, el cielo rompe en llanto, la lluvia se hace fuerte, pero la fe de la población que lleva a su salvador al sepulcro no se espanta y prosigue junto con el hasta el final.







Mientras que en su soledad, la Reina de la Humanidad, sale acompañada de ese fiel discípulo y de Santa María Magdalena que con profundo pesar visten de luto y siguen el cuerpo del Maestro.


La lluvia se esfuma, y el atardecer da un marco excepcional cuando el cortejo llega a la cuarta avenida, todos expectantes ven pasar al Sepultado Recoleto, que nos recuerda que Dios Amo tanto al Mundo que envío a su Hijo único para que en el encontraríamos la vida eterna.








La oscuridad de la noche abraza el centro histórico, el incienso se eleva al cielo y camina lentamente por esas calles y avenidas mientras los fieles le abren paso a lo largo del recorrido.

El reloj marca las 0 horas del Sábado Santo y el Cristo Recoleto se enfila por la primera avenida, el cansancio es notorio, los 110 devotos cargadores hacen esfuerzos grandes por mantenerse con paso firme hasta terminar su turno y asi regresar al templo.






No importo la lluvia o los contratiempos, el cortejo va puntual, el parque del Sauce lo espera como un preludio de que la procesión esta por terminar.

Es la 1:30 de la madrugada, los Cruzados del Santo Sepulcro ya se encuentran en el atrio del templo, cientos de guatemaltecos esperan el retorno al templo, las luces se apagan y es la Marcha Fúnebre de Federico Chopin la que se escucha, el paso es tan solemne, cual si fuera un entierro verdadero.





Las andas se detienen en medio del templo, mientras el turno honor entrada hace un respiro, nuevamente el Cristo sigue su camino, hacia su ultima morada y nuevamente Sudor de Sangre se deja escuchar, y en la ultima nota el anda descansa sobre sus pedestales.

Atrás viene la madre, la madre que sola y acongojada vuelve a su templo a los acordes de La Soledad, un viernes santo más ha terminado, el sepulcro contiene el cuerpo de Cristo y María Santísima busca consuelo en sus hijos mientras esperan que se cumpla la gloriosa resurrección.

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