martes, 1 de mayo de 2012

Penitencia Antigüeña

Por: Alfonso Morales


La noche se hace larga, nadie duerme, las calles empedradas de la Antigua Guatemala se ven abarrotadas de personas, los nazarenos han ingresado a sus templos, los sagrarios han cerrados sus puertas y la penitencia se siente en el ambiente.
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Son las 2 de la mañana, la madrugada se deja sentir en todo su espledor, la luna del nissan brilla sobre el templo mercedario y entre una legión de romanos se escucha una voz que dice: "Yo Poncio Pilatos, aquí presidente romando dentro del palacio de la Archipresidencia juzgo, condeno y sentencio a muerte a Jesús llamado de la plebe Christo Nazareno"

Mientras las horas avanzan las puertas del templo de Nuestra Señora de la Merced se abrán e ingresan aquellos fieles devotos que estan por caminar con Jesús su ultimo recorrido hasta el monte calvario.




El silencio se rompe con el sonido del timbre, y al unisono se escuchan las primeras notas de la Marcha Fúnebre de Federico Chopin.

No hay adorno, no hay alegoría, solamente el Nazareno con una túnica sin bordado, una cruz rustica, una corona de espinas de madera caminando entre un campo de piedras y espinos que lo llevaran hasta el lugar del sacrificio donde será muerto para redención de la humanidad.




Conforme pasan las horas, el sol se hace más radiante, el rostro fatigado de los devotos cargadores se refleja en la imagen del Nazareno que camina a paso lento sobre las calles de la ciudad colonial... Llega el medio día, muchos empiezan a retirarse, se preparan para lo que la tarde del viernes santo les espera, mientras los demás continuarán hasta dejar al Cristo en sus pedestales.

Las 2 de la tarde con 30 minutos han llegado, Jesús vuelve al templo de la Merced y con el tono lugubre de la Marcha Funebre que nuevamente se escucha en el templo, las matracas hacen saber que el nazareno no volverá a cargar su cruz, porque esta a punto de ser crucificado en ella.



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