viernes, 4 de mayo de 2012

Vuelve Al Centro Histórico

Por: Lizbeth Ventura

Un gran acontecimiento se vivió en la Rectoría de Santa Catalina el pasado Viernes Santo 6 de abril, pues nuevamente volvió a recorrer las calles del Centro Histórico el Señor Sepultado junto con la Santísima Virgen de Dolores, Santa María Magdalena y San Juan. Desde hace muchos años el Sepultado de Santa Catalina no salía en Viernes Santo, debido a ello surgió la leyenda del Espanto Entierro, ya conocida por muchos. Hace dos años el Sepultado salió en procesión el Viernes de Dolores en donde el pueblo católico se volcó a las calles para poder verlo.




Este Viernes Santo a eso de las 9 de la noche en el interior de la Rectoría de Santa Catalina muchos devotos esperaban que fueran levantadas las andas que llevarían al Sepultado del Santo Hermano Pedro, con un paso cadencioso los devotos cargadores mecieron suavemente las pequeñas andas que llevaron al Sepultado.





La noche era propicia para llevar a cabo esta procesión, a la cual no le faltó solemnidad, en las manos las personas portaban velas las cuales significaban la luz de Cristo, la particularidad de este cortejo fue que no llevaba marchas fúnebres, sino sólo iba al compás del redoble. Durante el recorrido se rezó el Santo Rosario y los fieles entonaron cantos propios del Viernes Santo, como el Perdón.



El Sepultado de Santa Catalina iba sin su tradicional urna, acompañado de flores, lo que hizo resaltar a la bellísima imagen de nuestro señor. Atrás le acompañaban el Apóstol Juan y Santa María Magdalena vestidos de luto riguroso. Al final la excelsa Madre de Jesús luciendo una hermosa tunicela y un manto en color negro, acompañaba a su hijo rumbo al Sepulcro.


Los vecinos demostraron su amor hacia el Señor Sepultado y elaboraron bellas alfombras en los alrededores del Templo, pues el recorrido procesional fue corto pero muy solemne. Dos horas fueron las que el Sepultado y la Santísima Virgen caminaron por las calles y avenidas impartiendo sus santas bendiciones. Las lágrimas y la melancolía no podían faltar al ver al Salvador inerte. En cada boca calle las personas se aglomeraban para poder elevar una plegaria al Creador por sus familias y por la paz en nuestro país.


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