Por: Mónica Rodríguez
El Sábado Santo en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, Santo Domingo; luego de un majestuoso y hermoso cortejo de Viernes Santo, se prepara para el recorrido procesional infantil de las réplicas de la C.I. del Señor Sepultado de Santo Domingo, Cristo del Amor y María Santísima de la Soledad.
Al filo de las 15 horas, las pequeñas andas al sonar de la granadera y en hombros de pequeños devotos cargadores quienes muy puntuales se presentaron con sus túnicas negras. Así como las devotas cargadoras que llevaron en hombros a la réplica de la Virgen, vistiendo blanco o negro acompañadas de sus padres y portando sus cartulinas caminaron en filas y recorriendo las calles aledañas al templo dominico.
Esto a pesar del abrazador sol que se dejó sentir por la tarde, lo cual no fue impedimento para que la fe de los pequeños y su devoción que crecerá con el paso de los años hacia tan bellas imágenes, los mueva a ellos y a sus corazones para estar presentes en este momento tan solemne de ser partícipes de un cortejo procesional hecho para ellos.
No hay un dolor capaz de simbolizar lo que la Soledad de María fue… ¿qué hay de su corazón entristecido y de su desolación?. Y por el mérito de tu penosa soledad, Señora danos la gracia de soportar con valentía y amor las vicisitudes que en nuestra vida debemos afrontar.
La Santísima Virgen de Soledad del Templo Dominico, recorrió las calles adyacentes a la iglesia en su Centenaria y ya tradicional Procesión de Pésame de Sábado Santo dando inicio a las 15:20 horas, para retornar al filo de las 19 horas nuevamente a su templo, minutos luego que la procesión Infantil comenzó su recorrido. La representación de la santísima virgen con una daga atravesando su pecho, en actitud de tristeza y con lágrimas en su rostro… estas representando el dolor que Simeón le habría hecho.
La devoción hacia nuestra Madre doliente y abatida, se vive en un Sábado Santo de soledad, de tristeza y a la vez de ese sentimiento de sabe que una promesa está por cumplirse.
“Quisiera tener ¡Oh Virgen!
de la expresión el buen uso
para poder ofrendarte,
enhebradas en el hilo de mi amor,
las más sentidas palabras
que hay en el mundo
y así disminuirá la angustia
por la ausencia de tu hijo”
Extracto del “Pésame a Nuestra Señora” por Teresa Fernández de Arévalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario