Por: Alfonso Morales
Estaba la madre junto a la cruz, triste y acongojada al
ver a el cuerpo de su hijo que yace colgado del árbol de la vida, su sacrificio
fue tan grande que no solo el sufrió pues con el la intercesora sufría al ver
su dolor.
Así la Madre de Soledad de la Escuela de Cristo, nos
recordaba ese momento cruel de la crucifixión en su velación de cada miércoles
de la semana de dolores.
“Estaban junto a la cruz de Jesús, la hermana de su
madre, María la mujer de Cleofás, y María Magdalena. Cuando vio a Jesús a su
madre, y el discípulo a quien el amaba, que estaba presente, dijo a su
madre:"Madre, he ahí a tu hijo" y después dijo al discípulo:"He
ahí a tu madre". y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Con su tradicional telón de velación, la imagen dolorosa
más bella de América Latina fue venerada por sus fieles quienes acudieron hasta
el templo de la Escuela de Cristo para dar gracias o para poner a sus pies una
petición especial.
Como es característico desde las 6 de la mañana se abrió
el templo para su veneración hasta las 11 de la noche en la que muchos
esperaban ya poder verla el viernes santo en solemne procesión acompañando al
Cristo Sepultado.
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