sábado, 28 de abril de 2012

Humildad

Por: Alfonso Morales


El calor es intenso, y las calles de la antigüeñas cambian su aspecto, ya no pasan vehiculos, hoy son devotos cargadores vestidos de morado penitente, pasando a los costados de las alfombras que los llevaran hasta las afueras de la ciudad colonial, dirigiendose al pie del majestuoso volcán de Agua.






De pronto un camino se llena de los cucuruchos que esperan ansiosos llegar a esta pintoresca aldea, San Cristobal el Bajo, porque cuando el reloj marque las 12 en punto serán levantadas las andas que portan a la consagrada imagen de Jesús Nazareno de la Humildad y María Santísima de Dolores.

San Cristobal el Bajo se viste con sus mejores galas acompañando al nazareno que se encaminara hacia Antigua Guatemala en sendas andas que nos recuerdas aquellas palabras de Isaías: "Hombre de Dolores", mensaje que se leía al frente de las mismas.








Son las insignias de la pasión, los clavos, el flagrum, el martillo, los dados, la cruz, la lanza entre tantas otras acompañan la alegoría del Nazareno que posan sobre tres plataformas.

Mientras tanto el anda de María Santísima nos recuerda las palabras del viejo Simeon: "Y a ti, una espada de dolor atravesará tu alma"

Las horas transcurren y al ser la una y media de la tarde en punto, se escucha la granadera, pues Jesús de la Humildad hace su ingreso a la ciudad colonial a un costado del templo de Belén, siendo la tanda 15 quien tiene el honor de ingresarla.






Prescediendo el paso del Nazareno, un escuadron de romanos y personas que ejemplifican a los miembros de Sanedrín se pueden observar, para asi seguir con los ciriales acompañados de las largas filas de devotos cargadores que cada Jueves Santo acompañan el cortejo procesional.

Llegando a San José Catedral, el cortejo procesional toma un momento especial, el silencio y la oración se mezclan con el aroma del incienso y las miradas que atonitas se clavan en la imagen morena que poco a poco va de retorno a su aldea.








Ya caida la noche y estando por finalizar el Jueves Santo, mientras se rememora la aprensión de Cristo en el inicio del Tridúo Pascual, Jesús de la Humildad retorna al templo mientras que sus devotos se preparan para vivir el Viernes más santo de todos los Viernes.






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