Por: Mónica Rodríguez
Duermes, Señor, el sueño de la muerte
tus ojos son luceros ya velados,
tus manos son dos lirios desmayados,
es lívido clavel tu boca inerte.
¿Quién no se mueve a compasión al verte
si claman compasión tus pies llegados,
tus cabellos que en sangre están bañados,
tu rostro cuya palidez se advierte?
Es tal la majestad de tu figura,
impone tal respeto a tu reposo,
que ante ti se anonada la creatura.
Para quien te contempla fervoroso,
no eres sólo un prodigio de escultura
sino de fe y dolor símbolo hermoso.
Autora: Teresa Fernández de Arévalo
La expresión de serenidad en su rostro lo refieren como Cristo del Amor, su semblante dulce y sereno aún plasmado en su rostro de tez amarillenta se nota la palidez de la muerte no triunfante y sus marcas de sangre aún notables. Los ángeles lloran y no es que puedan llorar sino que, lloran porque el Hijo de Dios ha muerto; su mano izquierda con la palma abierta hacia el cielo y la mano derecha con la palma abierta hacia abajo nos indica, Creador del cielo y de la tierra, Cristo el hombre es el Hijo de Dios. La representación tan majestuosa, serena aunque dramática del Cristo Morto es una belleza artística.
El pasado 11 de marzo, se cumplieron 39 años de Consagración de la venerada imagen, que cada Viernes Santo recorre las calles de Guatemala, impartiendo bendiciones, regocijando corazones malheridos y confortando almas desconsoladas, el Cristo del Amor, penetra inigualablemente en el profundo sentimiento que acompaña las sentidas notas de la “Marcha Fúnebre” de Federico Chopin o “La Fosa” de Santiago Coronado.
“ Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él no se pierda sino que tenga vida eterna.” Jn 3.16
El Cristo del Amor....que lindo.
ResponderEliminarmuy bonitas palabras, muy bonita recopilacion de los rasgos de una imagen centenaria por mas de una ocasion, el Cristo Morto, que esta ligado a la propia historia de nuestro pais
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