jueves, 8 de marzo de 2012

Esplendor en la Ciudad Colonial

Por: Lizbeth Ventura

En Guatemala la Cuaresma y Semana Santa se viven de una manera particular, pues durante esta época las imágenes de nuestro Redentor y de Nuestra Santísima Madre salen a recorrer las calles de nuestro bello país, además no pueden faltar los conciertos de marchas fúnebres, las exposiciones fotográficas y las velaciones, especialmente las Antigüeñas.
Cada Viernes de Cuaresma la Antigua Guatemala se prepara para recibir a centenares de personas que llegan con el fin de poder participar en la Velación. Se llama Velación porque en los distintos Templos se coloca a la imagen ya sea de Jesús Nazareno, Señor Sepultado o de la Virgen María en el altar mayor, previo a su salida en cortejo procesional. Para esto las Hermandades realizan el adorno con mucho tiempo de anticipación.
En el altar mayor se representa una escena bíblica, en la cual el protagonista es Jesús, quien es colocado con un vestuario muy sencillo, una túnica blanca sin ningún tipo de adorno, con un cíngulo, sin corona ni resplandor. Además se realiza una bella alfombra y a su alrededor el tradicional huerto, en el cual se puede observar una gran cantidad de frutas y verduras, las cuales son una ofrenda para Dios.
Así también se caracterizan por utilizar un telón de velación  los cuales son hechos a base de papel Craft o manta pintada los cuales sirven de escenarios para ejemplificar los pasajes bíblicos que se están realizando para que sea de fácil comprensión para todo aquel que llegue a presenciarlo.
Las marchas fúnebres no pueden faltar para darle ese toque tan especial y deleitar los oídos con sus dulces y sentidas notas. En el transcurso de la Velación que se hace en horas de la noche, los asistentes pueden disfrutar de un concierto de marchas en el interior del Templo.
Centenares de personas acuden para presenciar la majestuosidad de las velaciones antigüeñas, los cuales quedan grabados en sus retinas como un momento irrepetible y plasmado en las fotografías testigas fieles de lo que allí se vivió.
En la plazoleta de los Templos son muchos los vendedores informales que aprovechan la afluencia masiva de gente para ofrecer sus productos, vendedores de comida típica invitan a la muchedumbre para degustar de un rico atol de elote y de un pan con pollo, de los famosos buñuelos, el batido tan propio de la Ciudad de las Perpetuas Rosas, etc.


Toda esa mezcla de olores, colores y sabores hacen de nuestro país un lugar paradisíaco en donde la conmemoración de la Pasión, Muerte y gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo se viven de una manera sin igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario