lunes, 19 de marzo de 2012

Marchas: Patrimonio Cultural

Por: Leticia Morales


Todas las procesiones son seguidas por bandas de música sacra. Estas bandas están integradas por jóvenes y adultos que tienen el don de poder tocar uno o varios instrumentos, en la actualidad los instrumentos utilizados son los siguientes: el picolo, clarinete, trompeta, tenor, barítono, trombón, bajo y percusión, que consta de bombo, platos, redoblante, lira, timbales y gong.

A parte de la integración de músicos esta el director el que se encarga de que toda la logística organizacional de la banda para que funcione de la mejor manera y el encargado del archivo de partituras a utilizar.  La banda de música sacra puede estar integrada por un mínimo de 13 músicos contemplando así todos los registros musicales que una banda sinfónica procesional debe tener, la cantidad de músicos varía dependiendo de la cantidad que soliciten las hermandades o de la actividad que vaya a realizarse.
  
Estas personas son de admirarse ya que van detrás de las andas sin importarles los cambios de clima, algunos van preparados con capas, gorras, viseras, chalecos o guantes, ya sea para cubrirse de los rayos del sol, lluvia o frio. Su alimentación muchas veces es un tanto complicada, ya que no pueden salir a comer formalmente debido a que deben ir laborando en todo el recorrido, muchos de ellos recuren a alimentos y bebidas que sean fáciles y prácticos de consumir durante todo el cortejo procesional, ya que le desgaste es extremadamente fuerte. Así también les toca llevar algún instrumento pesado el cual es incomodo al momento de caminar.

Algunos músicos no solo son músicos si no que también son cucuruchos por herencia familiar y otros porque de jóvenes o adultos les nació la devoción de acercarse a Dios, algunos logran salirse un rato de la banda para cargar su turno en el lugar que les corresponde, y otros lamentablemente han tenido que sacrificar su túnica, casco y capirote para así poder acercarse a Dios. No es de extraña ver algunos músicos en cada cambio de turno sacar su cámara o celular para poder captar el rostro de Nuestro Nazareno o de la Santísima Virgen María y así poder quedarse con un recuerdo de su participación en determinada procesión. También podemos ver en el rostro de algún músico un semblante de tristeza al entonar una marcha, puede ser que les recuerde a algún familiar que se nos adelanto y que ahora esta en la presencia del señor.

Muchos músicos tienen su labores cotidianas ya sea en orquestas, bandas militares o civiles,  profesores de colegios, catedráticos en carreras universitarias afines o incluso laborando en otras actividades no relacionadas con la música. Muchos de ellos aprovechan las procesiones de Cuaresma y Semana Santa para integrarse a alguna banda procesional con la intención de ganar dinero extra. Así también hay músicos que han convertido su don en devoción y para ellos el tocar algún instrumento es la manera de hablar y adorar a Dios a través de la música. También han existido y existen músicos que por devoción se han inspirado para componer música fúnebre para determinada imagen.
 
También existen músicos adolescentes que con el entusiasmo de aprender e incorporarse futuramente a las bandas procesionales se acercan a las mismas con su poco o mucho conocimiento adquirido en instituciones de educación musical o que pertenecen a bandas musicales de colegios privados o instituciones publicas, dando con esto un futuro semillero para preservar nuestras marchas fúnebres declaradas patrimonio cultural de la nación.

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