Por: Leticia Morales
Desde tempranas horas se podían observar pequeños cucuruchos y devotas cargadoras acompañados de sus padres, en las afueras del templo de la Recolección esperando la salida de Jesús Nazareno y de la Santísima Virgen de Dolores.
La participación de los niños fue muy activa, ya que no solo tenían la oportunidad de cargar si no también colaborar en el cortejo procesional; por ejemplo incensariando las andas, llevando los estandartes del vía crucis y lanzas.
Era inevitable ver las caritas de felicidad de los pequeños al ver pasar las imágenes frente a ellos, sin importarles el calor que se sentía, preferían ir en filas tomados de las manos con los demás niños, que con sus papas. A las 11:45 el cortejo hacia su paso por la Catedral Metropolitana y la afluencia de personas era bastante grande.
Quizá para muchos su mayor anhelo es llevar a su hijo o hija en brazos, para otros ya no es un sueño es una realidad, y el hecho de que no puedan caminar no fue ningún impedimento para llevarlo a la procesión infantil vestido con túnica morada y capirote ó vestido y madrileña blanca.
Jesús iba vestido con túnica azul bordada con hilos de plata, acompañado de Moisés y Elías en la parte de atrás, Pedro, Juan y Santiago en la parte de adelante representando la transfiguración de Jesús, así también podíamos observar a la Santísima Virgen María, con túnica beige y manto color verde, el anda representaba la visita a su prima Isabel, por lo cual podíamos observar una mujer embarazada.
Niños y niñas de 2 a 3 años llevando en hombros los pasitos que representaban la oración de Jesús en el Huerto y Jesús Lacerado. Así también los acompañaban las imágenes de María Magdalena y el apóstol San Juan.
Como nos podemos dar cuenta que año tras año nuestros semilleros van creciendo, preservando nuestras tradiciones y engrandeciendo nuestra fe. Como Jesús dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los cielos”.
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