La Curación del Ciego

Por: Leticia Morales

 Jesús después de haberse salvado con ayuda de sus discípulos de los que querían empedrarle, regresa el siguiente sábado al templo que se encuentra en Sinagoga, antes de entrar ve a un mendigo ciego de nacimiento. Muchas personas piensan incluyendo a los discípulos que él esta ciego por que él o sus padres son pecadores. A lo que Jesús respondió: “Ni pecó éste ni sus padres, sino que eso ha ocurrido para que las obras de Dios se manifiesten en él”.

Jesús escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, luego aplicó lodo en los ojos del ciego y le dijo: Anda, lávate en la piscina de Siloé -que significa Enviado. Pueden imaginarse la alegoría de este ciego que de estar en las tinieblas pasa a la luz, de ver a las personas que antes solo escuchaba, de poder ver que había algo más aparte de la oscuridad, no solo sentir los rayos del solo en su rostro, si no que también podía verlo.
Cuantos de nosotros hemos visto o tenido un milagro en nuestras vidas?

Quizá ninguna vez me contestarán, pero aun que no lo crean si hemos visto milagros, el milagro de estar vivos, el de conseguir un trabajo cuando más lo necesitamos, el de ver a nuestra familia e hijos/as vivir sanamente, el poder salir de nuestros momentos difíciles, o cuando nos sentimos derrotados pero que milagrosamente todo se arregla, el poder tener un techo donde vivir sin que nadie nos moleste, cuantas personas en este mundo viven en las calles, o sus casas se caen por los temblores y les ha tocado vivir en alberges?, realmente muchas. Más sin embargo para nosotros todo esto no es suficiente, siempre queremos más y más.

No, nos conformamos con lo que Dios nos esta dando, nos volvemos egoístas y recriminamos todo, alegamos hasta por el despertador que todas las mañanas suena, en vez de agradecer el milagro de estar vivos, y de ver el sol entrar por nuestra ventana, imagínense lo triste que sería el abrir los ojos y seguir viendo oscuro y saber que ya amaneció solo porque el despertador sonó!. De que nos sirve tener nuestros dos ojos, de ver la luz del día, si nuestro corazón lo tenemos ciego, oscuro y que no vemos el amor de Dios.

Que estamos igual que los judíos y no aceptamos el milagro, a ellos les preocupaba más que Jesús había echo el milagro el sábado, que era para entonces pecado trabajar y de como un pecador le había abierto los ojos a un ciego de nacimiento con tan solo untárselos de barro. De igual manera nosotros nos volvemos ciegos cuando un amigo/a alcanza sus sueños o realiza algún logro, nos enfadamos, nos llenamos de soberbia y envidia del por que ellos tiene más que nosotros? ¿por que ellos tiene dinero y nosotros no?

Jesús dijo: “Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos”. Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto, preguntaron: ¿Es que también nosotros somos ciegos?” Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos" vuestro pecado permanecen”. - Así que los invito a que reflexionemos en este evangelio, “Un ciego de nacimiento”, que no solo veía con sus ojos si no que también veía con los ojos del alma, cuando Jesús lo envió a las piscinas, sin decir palabra alguna obedeció y fue a lavarse. El ciego después de haberse lavado no ve a Jesús, sin embargo el sabe que “Jesús es un Profeta”, enviado por Dios.

Jesús esta con nosotros en cada paso que damos, desde que abrimos nuestros ojos, hasta que los cerramos. No dejemos que nos gane la ceguera, la felicidad no es lo material, es espiritual, lo que no podemos ver como por ejemplo; el amor, la esperanza, la humildad, el perdón pero sobre todo la FE de creer en un Dios sin poderlo ver, de creer en sus mandamientos y en su palabra.

En esta cuaresma y semana santa veamos con los ojos del alma, y verán que tan maravilloso a sido Dios en nuestras vidas. Recodemos lo que Jesús nos dijo "Es necesario que nosotros hagamos las obras del que me ha enviado mientras es de día, pues llega la noche cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo soy luz del mundo".