La
inocencia y la ternura volvieron a observarse en los rostros de los niños y
niñas que quienes con emoción y mucha devoción llevaron sobre sus pequeños
hombros a las imágenes del Niño Jesús y Santísima Virgen María. Fueron muchos
los niños que acudieron de la mano de sus padres a la procesión Infantil de la
Parroquia Jesús Resucitado.
El
mensaje procesional que llevaban las andas del Niño de la Dulce Mirada fue
tomado del Evangelio según San Mateo 8; 23-26, el cual literalmente dice así:
Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron. Se levantó una tormenta
muy violenta en el lago, con olas que cubrían la barca, pero él dormía. Los
discípulos se acercaron y lo despertaron diciendo: “¡Señor, sálvanos, que
estamos perdidos!” Pero él les dijo: “¡Qué miedosos son ustedes!” ¡Qué poca fe
tienen! Entonces se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo volvió a
la más completa calma.
La
alegoría de las andas de la santísima Virgen María fue tomada del Evangelio
según San Juan 2; 1-12. El cual habla sobre el primer milagro realizado por
Jesús, en la Boda de Caná. En la parte de enfrente de las andas se podía leer:
“Bodas de Caná”, seguidamente unas mujeres con jarrones vacíos en las manos,
también habían jarrones llenos de vino, mostrando el milagro de Jesús. En el
centro la Imagen de la Santísima Virgen María sobre un catafalco, luciendo una
bella tunicela color beige con un manto verde. En la parte posterior cierra el
conjunto con las palabras “Hagan lo que
él les diga”.
Cuántos
gratos recuerdos le traerán sin duda alguna las procesiones infantiles, pues es
allí donde se forjan los cucuruchos y las devotas cargadoras. Pidámosle a
nuestro Señor Jesucristo que nos permita volver a tener esa inocencia, esa
alegría, esa ternura, esa tolerancia, ese don de amistad que tienen los niños.
Bien lo dijo el maestro: “Quien no
reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” (Marcos 10; 15).
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