lunes, 12 de marzo de 2012

Sacrificio de Amor

Por: Lizbeth Ventura


“Este es el sacramento de nuestra fe”, ese fue el mensaje plasmado ayer en las andas de Jesús Nazareno de la Buena Muerte, quien cada Tercer Domingo de Cuaresma sale a recorrer las calles de la zona 1 capitalina, llegando hasta el Barrio Moderno, en la zona 2.


Cuando el reloj marcaba las 9 de la mañana fueron levantadas las andas que portaron al Nazareno Dominico bajo los acordes de la marcha Palabra de Dios, del compositor José Luis Barrios, seguida de la Fosa que no podía faltar en el Templo de Santo Domingo. La banda de filarmónicos estuvo dirigida por el maestro Luis Adolfo Pirir Ávila.
La alegoría de las andas lució sencilla, pero muy fácil de comprender; un mensaje eminentemente Eucarístico, el cual nos invita a contemplar y creer en la Eucaristía, en donde vemos reflejado el sacrificio más grande ofrecido al hombre.
Al frente se podía observar una siembra de trigo y un viñedo, símbolo del pan y del vino, que al momento de ser consagrados por el sacerdote se convierten en el cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesucristo, y sobre una piedra se leía: “Este es el Sacramento de nuestra fe”, palabras pronunciadas por los sacerdotes al momento de la Consagración. Al centro la Venerada Imagen de Jesús Nazareno de la Buena Muerte luciendo una hermosa túnica roja bordada en hilos de oro. En la parte posterior de las andas nuevamente una siembra de trigo y un viñedo, acompañado de una bandera que simboliza la Resurrección.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Jesús llegó al Barrio Moderno, porque las familias lo recibieron con hermosas alfombras hechas de aserrín, pino y flores. Pero hubo una en particular que sobresalía, la cual estaba ubicada sobre la décima avenida “A”, en donde los vecinos realizaron una alfombra con el rostro del Nazareno Dominico, muy bien logrado.
Además en cada cuadra se escuchaba el sonido del Tzicolaj y del Tambor, el cual le daba un toque místico al cortejo procesional, acompañado del exquisito aroma del incienso, que precedía las andas del Nazareno de Santo Domingo.
Como en pocas ocasiones esta vez las damas también tuvieron el privilegio de llevar sobre sus hombros a Jesús Nazareno de la Buena Muerte, otro momento muy especial fue cuando se escuchó el Ave María del maestro Franz Schubert, ese instante fue propicio para recordar a la Santísima Virgen María, a la Madre de Jesús y Madre Nuestra.
El cortejo procesional del Nazareno Dominico ingresó a su Templo a las 11:10 de la noche, en donde se vivió un momento muy nostálgico, pues en los ojos de los devotos se reflejaba agradecimiento y a la vez tristeza porque nuevamente concluía un Tercer Domingo de Cuaresma, pero todos se retiraron del Templo con la satisfacción de haber acompañado a Jesús.




No hay comentarios:

Publicar un comentario